Reseña del libro


En Modernidad líquida, Bauman aborda cinco temas que condensan lo esencial de su pensamiento: emancipación, individualización, espacio/tiempo, trabajo y comunidad. Su tesis central es que la “modernidad sólida” (capitalismo industrial, Estado-nación, partidos y sindicatos fuertes, familia patriarcal, etc.) ha dejado paso en las últimas décadas a una “modernidad líquida”, en la que todas las relaciones sociales se han vuelto fluidas e inestables. El capitalismo globalizado ha impuesto la desregulación, la flexibilización, la liberalización, la privatización. La consigna universal es “hágaselo usted mismo”. Se exige a los individuos que busquen “soluciones biográficas a las contradicciones sistémicas” (Ulrich Beck). Se desanudan los vínculos de mutua responsabilidad entre el individuo y la comunidad. Los problemas públicos se privatizan y los privados colonizan el espacio público. La crisis de lo político es el resultado de este proceso de privatización de todos los asuntos públicos, inducido por la expansión mundial del capitalismo neoliberal y por el debilitamiento del Estado de bienestar. Pero este triunfo de la privacidad suscita al mismo tiempo un sentimiento generalizado de inseguridad y provoca como efecto boomerang la violenta cristalización de las “identidades asesinas” (Amín Maalouf), esto es, la búsqueda de seguridad y de refugio en unas comunidades cerradas y excluyentes, sean las urbanizaciones ricas, protegidas frente a los “extraños”, sean los guetos marginales que proliferan en las ciudades de todo el mundo.

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